Poema: Juana
En la Revolución Mexicana (1910-1917) las niñas hijas de soldaderas, lastimosamente, no jugaron con muñecas.
Grises son mis enaguas.
Caballos de acero bufando sangran.
Panteones son los campos que mi viejo sembraba.
Mi madre fiel soldadera contiene los ríos
que ahogan a los muertos en campaña.
Humea la metralla
cuando el de la silla
da atolli y tragos de sotol
para no mirar;
-- Los pozos sin agua
y la hambre por su Revolución.
Queda rota mi muñeca
sin brazos, sin trenzas
y yo, Juana
quedo vacía de voz.
Mulier. Ana María Castellanos
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